Más ruidos salen al alba. Ruidos que a veces no comprendo, no entiendo, no veo.
Esta mirada siempre cabisbaja se convierte en una dulce adicción; me consume la alegría, el encanto, la fuerza, la fe. Estimo en un 2% la razón que he dado a tus palabras que, debo admitir, me llegaron dentro. Suelo tomarme algunas cosas muy a pecho, y a veces sobrerreaccionar con ellas, darlas vuelta en mi cabeza, pensarlas, y hacer algunas cosas bajo su influencia.
Cuando no soy yo, me da rabia. Cuando no puedo expresarme libremente, me da rabia. Pero pensarlas es lo mejor, porque aunque me de rabia, me hacen crecer, porque no dudaría en que un amigo siempre te dirá las cosas para mejor, cierto...?
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