junio 17, 2008

Divagando

Una sirena sonando en el borde de un viento que llega desde lo lejos. Una sirena que es más que la sirena en sí. Una sirena que ahora comienza a perderse en el más profundo viento helado. Una lágrima que se resiste a cumplir con su entrada triunfal por miedo a hacer el ridículo. Unas mejillas que empiezan a colmarse de sangre y que avientan, presionan, fuerzan a la tristeza que por ahora, tiene pánico escénico.

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