enero 13, 2009

A tu lado

La olas entran y se van. El viento acarrea más de un grano de suave arena. Sentados somos el uno para el otro. Bajo un cielo estrellado nos miramos entre las estrellas y nos descubrimos de forma perfecta. Te miro acurrucado en ti, desde abajo, desde todos lados, y te admiro. Temo en ese instante que todo termine mal, como suele sucederme, pero siento que esta vez hay algo distinto. Esta vez hay algo distinto. Algo distinto. Algo. Y vuelo vuelvo a ti de repente, al sentir tus caricias en medio de una playa obscura que no se inmuta ante nuestra presencia. El perrito negro molestoso ha vuelto, y sin darnos cuenta se ha puesto a beber de nuestra tacita llena de pisco, hielo y coca-cola. Te ríes a carcajadas. Me paro a patearlo suavemente para que inicie su retirada. Me doy vuelta, te sigues riendo. Nos hemos dado cuenta de la pérdida de uno de los dos vasos que teníamos sobre la arena. "No importa-me dices-, tomas del mio".
Nuevamente estamos unidos enlazados juntos uno al lado del otro, tocándonos, mirándonos, y descubro en ti una compañía, un refugio, un momento de tranquilidad absoluta y ahí me quedo. Te beso. Nos besamos. Me besas. Te beso.

"-Mira hay dos tipos sentados allí. ¿Hacemos control?
-No, para que, no están haciendo nada. Sigamos.
-Sí mi capitán."

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