Llegó el último día del 2008 y llegó con un +2.
¿Eso es bueno?, se preguntaran algunos.
Es muy bueno.
De último día del 2008 no le he encontrado nada, la verdad. Un día más: lento, sordo, tibio.
De hecho, de las horas que van, he dormido por lo menos la mitad, y en las otra, he andado divagando por ahí sin rumbo por mi casa.
¿Un testamento? No.
Sólo una palabra: Proyectos. Es lo que resuena en mi mente y con lo que empiezo este 2009 que se acerca raudo y veloz.
¿Contento? Sí, muy feliz. Me han hecho feliz. Muy feliz.
Si de alguna forma debiere terminar este 2008 sería como siempre, como todos los años: una gran cena a las 10 de la noche con camarones, carne y papas duquesa. Luego a elevarse a la fiesta de año nuevo. Luego duermo y despierto al día siguiente con algo distinto, algo que ha cambiado en mi interior. Todos mencionan no haber sentido ni la mas mínima diferencia, que es sólo un cliché, pero él se ha mirado al interior y se ha descubierto nuevo, con azúcar en el corazón, con sol en los ojos, con actitud en los pulmones, y al descubrirse así, de esa forma, da por comenzado el 2009.
¿Qué cómo se viene el 2009?
Bueno, muy bueno.
¿Qué si terminé?
Que sí, que he terminado ya.
Feliz Año Nuevo.