Enamorados
El viento que salía por mis narices
ya no es, no existe; murió en tu cuerpo
cayó la noche, y en tu pecho caí dormido
y la respiración se hizo inconsciente testigo del momento.
Susurros a oídos vivos
ya los ruidos convertiste en armonía de silencio
tocaste el aire, con la voz de tu presencia
verte, seguir el sonido de tu calmada ausencia.
Luego mostré las piernas a mis ojos
pero ya eran tibia unión de dos vidas
fueron recelosas bandidas manos
que robaron de tu cuerpo manos frías.
Y ya no me quedo sino amarte
corazón; amor alma de sus ríos
que caudalosos fluyeron al tocarte
que violentos inundaron mis sentidos.
Andrés Vera Toro
Chile
2005
Chile
2005
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