1:42 de la mañana y lo único que permanece en movimiento es un corazón latiendo. Mis dedos se mueven torpemente encima del teclado pues la luz es tenue y no alcanza a iluminar las teclas correctamente. Me asomo al pasillo y me doy cuenta que no hay nadie. 1:43 de la mañana y lo que esperaba que fuera no lo es, lo que esperaba que sucediera no sucedió, lo que esperaba se quedó esperando. 1:44 y me doy cuenta que nada de lo que pretendo transformar se transforma, nada. Me cansé. 1:45, creo que de tanto contar minutos descubro que mi vocación es correcta, que las cartas fueron lanzadas, que los pasados se entierran lentamente y ahí, precisamente ahí se detiene mi noche.
Respiro. Para las 1:46 todo estará olvidado y en silencio.
1:46